Transición energética justa en México
Fernando Aragón La transición energética justa es una de las rutas de transformación global que muchos países están siguiendo para reducir las emisiones de GEI, generar energía limpia y enfrentar el cambio climático. En México, un país con una economía dependiente de los recursos energéticos, la transición energética justa se presenta como un urgente desafío y una gran oportunidad para aprovechar su ubicación geográfica, variedad de climas y el interés de muchos grupos de la sociedad en participar por un desarrollo incluyente, justo y bajo en carbono. Además, de esta forma se podrá contribuir a disminuir las desigualdades socio-económicas y a combatir la injusticia climática. La transición energética justa va más allá de la mera sustitución de fuentes de energía; se centra en garantizar que esta transformación beneficie a todos los sectores de la sociedad, incluidos, por ejemplo, los trabajadores y las comunidades que dependen de la industria de los combustibles fósiles. Ya existe evidencia de que la transición energética justa a nivel mundial es una realidad. Según el IPCC (6º Informe de Evaluación, 2022), los factores que aceleran la transición incluyen, entre otros la transferencia tecnológica y la cooperación internacional así como el apoyo financiero. El momento que se vive a nivel mundial, en la antesala de la Conferencia de las Partes COP28 que dará inicio el 30 de noviembre de 2023 en Emiratos Árabes Unidos, es ideal para que el gobierno federal de México así como los estatales y las diversas organizaciones de la sociedad civil y empresas demuestren un mayor interés en incrementar medidas ambiciosas en la adopción, producción y uso de energías limpias o renovables – tal y como se manifiesta en la versión más reciente de los NDC presentadas a finales de 2022. La transición a energía baja en carbono – solar y eólica – ya está teniendo muchos beneficios económicos, ambientales y sociales que se incrementarán a largo plazo toda vez que el mercado de estas energías en nuestro país se amplíe y tenga una cobertura nacional. Es importante mencionar que la energía solar suscita respuestas favorables de parte de las sociedades en muchos países (México no es la excepción) y es percibida como limpia y compatible con el ambiente. México puede aprender de otros países que han avanzado significativamente en la transición energética justa. Ejemplos como Alemania y Dinamarca demuestran que es posible reducir las emisiones de CO2 y aumentar la proporción de energía renovable en la matriz energética mientras se crea empleo y se mantiene la competitividad económica. En Alemania, la transición energética, conocida como “Energiewende”, ha llevado a la expansión de la energía solar y eólica, la mejora de la eficiencia energética y la creación de empleos en el sector de las energías renovables. Además, Dinamarca ha logrado un alto porcentaje de energía eólica en su matriz energética y ha exportado tecnología de energía eólica a nivel mundial. Sin embargo, también se han enfrentado a diversos desafíos como la gestión de la intermitencia de las energías renovables y la adaptación de la infraestructura eléctrica existente. Estos desafíos ofrecen valiosas lecciones para México a medida que avanza en su propia transición energética. Cabe mencionar que muchos países del mundo están demostrando que es posible incorporar la energía solar de manera significativa en sus matrices eléctricas. Un ejemplo de ello es la India tiene ya instalados más de 100 Gw de capacidad solar y espera llegar a 450 Gw de energías renovables para el 2030[1]. La energía solar hoy es la tecnología más barata para la generación de la electricidad y constituye uno de los principales pilares de la transición energética. Lo anterior se debe tanto por los costos de inversión como también por los costos muy bajos de mantenimiento y que el potencial de mitigación de CO2 es el más alto de todas las opciones de mitigación del sector energético. Según la Asociación Mexicana de Energía Solar (Asolmex), el 85% del territorio nacional es óptimo para proyectos solares y la capacidad instalada de generación de energía solar distribuida es de 2,611 mW. El negocio de la energía solar ha generado alrededor de 101,000 empleos. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA por sus siglas en inglés), México tiene el potencial de contar con 30GW de capacidad solar instalada para 2030, de la cual 60% correspondería a capacidad de gran escala y 40% a capacidad de generación solar distribuida[2]. Ejido Solar En México se han diseñado proyectos de energía solar fotovoltaica que ya están dando beneficios económicos, sociales y ambientales a comunidades rurales. Con el proyecto Ejido Solar, ICM[3] , con apoyo de UK-PACT, promueve la implementación de proyectos comunitarios de energía solar fotovoltaica de generación distribuida (<500 kWp) en núcleos agrarios de México, para que sus habitantes se beneficien de la comercialización de la energía producida en esquema de venta total; al mismo tiempo que participen en la operación y mantenimiento del sistema, colaborando con autoridades locales y empresas del sector. En Jalisco se desarrolló un proyecto de energía solar fotovoltaica en la comunidad agraria de San Juan de los Potreros en el municipio de Chimaltitlán, norte de Jalisco, mientras que en Guanajuato en el municipio de San Luis de la Pazal noreste de la entidad. La esencia del Ejido Solar[4] radica en la propiedad de los activos y medios de generación de energía solar, compartido entre la comunidad, con participación del gobierno local y empresas del sector eléctrico públicas y privadas, bajo una figura asociativa innovadora. Esta figura y la gobernanza establecida cumplen con requisitos de incorporación social y de género y justicia climática en el marco de un proyecto viable técnica y económicamente, por lo que es flexible y puede adaptarse a condiciones para ofrecer beneficios a las comunidades ejidales a través de ingresos adicionales por la venta de energía y fortalecimiento de las instituciones locales inlcuyendo grupso de mujeres. También beneficia a suministradores calificados de energía (CFE o privados) que compren la energía del Ejido Solar cumpliendo sus compromisos ambientales y sociales, así como gobiernos
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