Cuarto taller de medios: Por una agenda climática con visión de Estado

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Indispensable evitar la construcción excesiva de infraestructura de refinación y de generación de electricidad basada en el gas natural y trabajar por la eficiencia energética: Organizaciones civiles.

Ante la acelerada transición energética en el mundo y la inminente electrificación de la movilidad urbana, antes de tomar decisiones sobre inversiones multimillonarias en nuevas refinerías se debe analizar cuál es el punto óptimo de capacidad de refinación del país, para que no terminemos en menos de 20 años con un cementerio de instalaciones subutilizadas o innecesarias por ya no ser necesaria la producción de combustibles líquidos.

La eficiencia energética representa un área de oportunidad para reducir emisiones, aumentar la seguridad energética, disminuir la presión sobre los presupuestos nacionales y de los hogares, aumentar la competitividad y favorecer el desarrollo económico y la calidad de vida de los usuarios.

  • Los edificios son responsables de consumir el 40% de la demanda mundial de energía, si se implementan prácticas adecuadas, se podría reducir la demanda energética de los edificios en un tercio para 2050. Por cada dólar que se gasta en eficiencia, se ahorra más del doble en gastos de abastecimiento energético.
  • La eficiencia energética en edificios, casas y otros sectores será un pilar fundamental para que México logre cumplir sus metas de mitigación de emisiones plasmada en sus contribuciones nacionales ante el acuerdo de Paris (NDCs).
  • La utilización de la capacidad instalada del Sistema Nacional de Refinación en 2017 fue de sólo un 48%, mientras que el consumo de gasolinas y diésel creció 3.8% y 1.5% respectivamente de 2015 a 2016. Para satisfacer la demanda interna, en 2017 se importó más del 71% de la gasolina consumida en el país y 66% de diésel.
  • A pesar de esta apremiante situación, es indispensable analizar con rigor y objetividad cuál es la capacidad de refinación que México debe mantener y/o adquirir, para garantizar un suministro oportuno de petrolíferos al mercado interno, pero con criterios de costo-efectividad, y sobre todo valorando adecuadamente el cambio vertiginoso que se dará en el mundo con la penetración acelerada de las energías renovables y la eventual eliminación de los combustibles fósiles en el transporte.

Ciudad de México, 25 de abril de 2018.- El World Resources Institute (WRI) México, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) y la Iniciativa Climática de México (ICM) se reunieron por cuarta ocasión con representantes de distintos medios de comunicación para continuar promoviendo que la siguiente administración establezca una Política de Estado congruente y ambiciosa en materia de cambio climático y energía.

Durante esta sesión, los expertos hablaron sobre la importancia de implementar medidas de eficiencia energética como una estrategia para aumentar la seguridad energética y reducir emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La eficiencia energética debe ser un tema prioritario a nivel nacional e internacional, ya que los edificios son responsables de consumir el 40% de la demanda mundial de energía y emiten una tercera parte de las emisiones de GEI. En el contexto nacional, la eficiencia energética ha tenido una penetración endeble debido a barreras políticas, técnicas y financieras. Andrés Flores, Director de Cambio Climático y Energía de WRI México, recalcó la importancia de adecuar el financiamiento disponible a los mercados locales y que este sea respaldado por políticas, regulaciones e incentivos adecuados.

Por otro lado, se abordó el tema de la importancia de considerar a la infraestructura energética como un posible activo varado específicamente en los temas de refinación y generación de electricidad basada en gas natural en México. Se explicó que los activos varados son aquella infraestructura que se convierte en obsoleta, subutilizada o innecesaria mucho tiempo antes del tiempo mínimo esperado de operación para que las inversiones en esta infraestructura resultaran rentables. Esta situación se puede dar cuando ocurren transformaciones radicales y aceleradas de un sector antes de que su vida útil de infraestructura como refinerías y plantas termoeléctricas entre otros.

ICM mencionó que el panorama de refinación en nuestro país es complejo, intensivo en capital y con retornos de inversión a largo plazo, además de que existe volatilidad en los precios del crudo y desde hace varios años nos enfrentamos a una baja en las reservas. El contexto nacional es importante a la hora de tomar decisiones de inversión y en el caso de México, Pemex se enfrenta desde hace décadas a una serie de problemas estructurales a lo largo de toda su cadena de valor; esto se suma a un desempeño operativo deficiente y a la falta de recursos; lo que ha llevado al Sistema Nacional de Refinación (SNR) a presentar en 2017, una tasa de utilización de 48%, cifra muy por debajo del nivel internacional.

En 2016, la demanda nacional de petrolíferos aumentó 29% con respecto al año anterior, y casi el 80% se destinó al sector transporte. En 2017, para satisfacer la demanda interna, se importó más del 71% de la gasolina consumida en el país, 66% de diésel y más de la mitad del gas LP. En ese mismo año, el único combustible con participación en las exportaciones de petrolíferos fue el combustóleo, pero se espera que para el 2019, el mercado de este se desplome debido al acuerdo con la Organización Marítima Internacional, el cual prohíbe su uso a partir del 2020. Lo que afectará la rentabilidad de las refinerías Salamanca y Salina Cruz.

Ante esta situación “Es necesario encontrar el punto óptimo de crecimiento en nuestra capacidad de refinación para reducir nuestra dependencia y la inversión de divisas en derivados del petróleo, pero garantizando que no sobre invertimos en capacidad de refinación. Debemos evitar quedarnos en el futuro con activos varados, representados por una infraestructura de refinación que en menos de 20 años estaría sobrada y sería ociosa, si perseguimos obsesivamente la idea de la autosuficiencia en la producción de gasolinas y diésel” dijo Adrián Fernández, Director Ejecutivo de Iniciativa Climática de México.

En el caso del gas natural, la demanda nacional en 2016 fue de 7,619 millones de pies cúbicos diarios y en la última década dicha demanda incrementó 34% debido al incremento en el uso de plantas de generación de electricidad de ciclo combinado. El cambio de estrategia de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) de reducir el uso de combustibles caros y contaminantes por otros de menor costo y más amigables con el medio ambiente para la generación de electricidad ocasionó que la demanda de este gas incrementara en 62% de 2006 a 2016. Esto ha generado que, en los últimos 25 años, se presente un aumento en el despliegue de infraestructura de gas.

México es un país importador de gas, y la geopolítica actual nos pone en una situación vulnerable al depender de una sola fuente energética. Con las políticas adecuadas dicho panorama podría cambiar si apostamos por las energías limpias y diversificamos nuestra matriz energética. Nuestro país tiene un gran potencial y las energías renovables pueden producirse aquí mismo. Un ejemplo es la energía solar, hay que sustituir el subsidio a la electricidad por inversión en paneles solares. Mencionó Manuel Molano, Director General Adjunto del IMCO.

Estas tres organizaciones reiteran la importancia e urgencia de establecer una política a nivel federal que tome en cuenta las siguientes recomendaciones:

  • Realizar estudios técnicos y de factibilidad financiera, para asegurar que existe una demanda de mercado tanto interna como externa, la disponibilidad y calidad de la materia prima, el capital, y una alta tasa de utilización que justifique la inversión y permita ser autosuficiente a este sector para competir en un mercado abierto.
  • Atender el rezago en los proyectos de las tres refinerías (Tula, Salamanca y Salina Cruz) y garantizar el aumento de su tasa de utilización.
  • Crear un sistema de indicadores transparente y público que permita monitorear los resultados operativos, comerciales y financieros, para medir el desempeño de la empresa y lograr una competencia real en los mercados.
  • Aumentar los niveles de eficiencia operativa que justifiquen la inversión en nuevas refinerías y garanticen la recuperación del capital.
  • Definir de manera clara el papel de la inversión privada.
  • Crear políticas claras que manden señales a los inversionistas, como precios al carbono más altos, incentivos económicos mayores, y regulación más estricta.

 


Presentación de Jennifer Layke


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Presentación de Andrés Flores


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Presentación de Adrián Fernández

 


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Presentación de Manuel Molano


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